Hablar del arte de torear, sobre todo de lo que te inspira un torero en el ruedo, es muy complicado, máxime si las sensaciones que has experimentado son muchas, se hace ardua la tarea de expresarlas.
Esta tarde en Torralba de Calatrava el tarro de las esencias de Luis Miguel Vázquez ha terminado de destaparse. Su albero se ha rociado de todo el arte que atesora este singular torero.
Verlo torear tanto con el capote como con la muleta es un verdadero placer. Como abre el compás, como quiebra la cintura y que decir tiene como lancea a la verónica. Sus manos se alargan y mecen al toro abrigándolo con su percal. Un fajo de verónicas, que a cada una de ellas brotaba un olé del tendido, al cual le puso el broche con una media de cartel de toros. Tras picarlo el toro empezó a cambiar, e incluso le pegó un pequeño susto al diestro, enganchándolo y tirándolo al suelo, pero un buen quite de Félix Jesús Rodríguez y no pasó nada. Con las banderillas tampoco se mostró claro el de Bañuelos, por el pitón derecho presentaba dificultades. Todo había que hacérselo por el izquierdo. Aunque no crean que Vázquez se deja ganar la partida fácilmente. El chico tiene raza y sabe cuando sacarla. Comenzó con la diestra doblándose muy bien con él. En los medios se puso a torear al natural, con esa cadencia que le caracteriza. Esa forma de dibujar los muletazos en el albero, de trazar en un momento la belleza del toreo. De escenificar faenas que se quedan grabadas en la retina. Faenas que perdurarán en la historia y en el recuerdo del buen aficionado. Ese duende que ha lo caracteriza que ha embrujado a tantos que lo siguen desde sus comienzos. El embrujo que pocos toreros poseen y saben transmitirlo. Cuando termino de crear el boceto de lo que sería su obra de arte cambio de mano para torear con la diestra, a ver si podía conseguir meter al astado en el canasto. Y vaya sí lo consiguió. Lo único que quedaba en esta obra de arte era la rubrica, y no le tembló el pulso a dejarla impresa. La espada entró a la primera. Como premio por esa belleza en el albero se le concedieron las dos orejas.
Con más complicaciones que su primero salió el que cerraba plaza. Aún así, eso no fue impedimento para que la mano firme de Vázquez mandara. Nuevo saludo capotero con mucho gusto, estirándose, echando la pata p'alante y cimbreando la cintura. Con la muleta volvió a poderle a su enemigo, bajando mucho la mano, característica principal de su toreo. Aunque en algunas ocasiones el toro enganchó algunos de los muletazos al no querer rendirse a los pies del torero. No a todos los animales consigues doblegarlos. Unos cuestan más que otros pero al fin y al cabo el toreo es así. De nuevo vuelve a entrar a matar con firmeza y otra oreja para el esportón. Faena importante la del diestro al tener frente a él un enemigo que le ha planteado serias dificultades.
No sólo el torero estuvo cumbre, sino que su cuadrilla también estuvo a gran altura. Rafael Gago tuvo que desmonterarse tras parear al sexto.
Que lástima que no haya más contratos sobre la mesa para poder ver a este torero, puesto que ahora está en un buen momento, mojándole la oreja a sus compañeros de cartel, sin importarle que sean figuras o no. A ver si estas tardes en las que ha triunfado con rotundidad le llega el eco a los empresarios del territorio nacional para que empiecen a contar con él.
